El pueblo con su conciencia y organización desarrolló todas estas acciones tácticas para organizase e iniciar una nuevo proceso de acumulación de poder popular, para enfrentar la insolente agresión imperial y fascista. Eso explica los resultados del pasado domingo.
Necesario es reconocer el trabajo místico de las UBCH y CLP de nuestro Partido Socialista de Venezuela (PSUV); de los partidos aliados; a los jefes y jefas de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP); de los misioneros, misioneras y brigadistas del sistema de Misiones y Grandes Misiones Socialistas, bajo la coordinación del Movimiento Somos Venezuela y de la multiplicidad colorida de las Comunas, movimientos y colectivos sociales.
Los resultados del domingo hay que saberlos leer en su justa dimensión, yo creo que en los mismos hay un inmenso mensaje de justicia, no de revancha; de demanda de autoridad democrática, no de autoritarismo; de democratización profunda y popular, no de consolidación de cúpulas y clanes de poder fáctico; de rectificaciones reales, no de más autocríticas si enmienda; de reconciliación desde nuestras diferencias como venezolanos y venezolanas, pero no de pactos al margen de la soberanía popular; de mayor transparencia en el uso y asignación de los recursos del Estado y no de concentración en grupos de nuevos ricos; de mayor confianza en el poder popular, no de reformismo. En fin, un mensaje de paz y de cambios profundos hacia el futuro.
Felicito a los y las constituyentes y a su junta directiva, su Presidenta, la valiosa y valiente compañera Delcy Rodríguez y a los vicepresidentes Aristóbulo Istúriz e Isaías Rodríguez, baluartes morales y de lealtad probada a la Patria. Mejor elección, imposible. ¡Gloria al bravo pueblo!