HISPAN TV.- Palani, una joven danesa, combatió al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en las filas kurdas, pero ahora, de vuelta en su país tiene miedo a sus represalias.
"El EIIL quiere capturarme para convertirme en una esclava sexual", relata con miedo Joanna Palani, una estudiante danesa que decidió dejar la comodidad de su universidad para combatir al grupo extremista. Palani, cuya cabeza tiene precio, aseguró en su última entrevista que "no confía en nadie".
Esta joven de 23 años llevaba una vida tranquila en Copenhague como estudiante de política y filosofía cuando decidió dejarlo todo y marcharse a Siria a luchar contra Daesh. Ahora conoce como nadie cómo operan los terroristas: "son fáciles de abatir, no como los soldados de Bashar al-Asad".
El EIIL quiere capturarme para convertirme en una esclava sexual", relata la combatiente danesa, Joanna Palani.
Después de salir de Dinamarca en noviembre de 2014, Palani, de origen kurdo, se unió primero a las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) y luego a las fuerzas kurdas iraquíes (los Peshmerga). "Los kurdos están luchando por la democracia y los valores occidentales. Si me capturan o muero, estaré orgullosa de por qué me mataron", afirmaba entonces.
En su mente guarda historias espeluznantes. Su primera noche en la primera línea del frente fue brutal. Un francotirador mató a su compañero de guardia, un combatiente de Suecia al que el terrorista le disparó entre ceja y ceja tras detectar el humo de su cigarrillo.
Cuando en 2015 Palani regresó al país, después de recibir un permiso de los Peshmerga tras casi un año combatiendo contra Daesh, las autoridades danesas retuvieron su pasaporte y ahora se encuentra a la espera de juicio en Dinamarca por pertenencia a un grupo armado extranjero, y podría ser condenada hasta a seis meses de cárcel, han informado este lunes medios kurdos iraquíes.
A principios de 2015, formó parte de un batallón que liberó a un pueblo cerca de Mosul. Allí descubrieron a un gran grupo de menores que vivían cautivas y eran usadas como esclavas sexuales por los extremistas del EIIL. "Todas las chicas eran menores de 16 años; algunas eran muy jóvenes", cuenta.
De hecho, en Dinamarca no vive tranquila. Es que para combatir a Daesh violó las leyes de su país que le prohibían unirse al ejército kurdo y ahora podría pasar dos años tras las rejas.
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