Agustín Aular produce
maíz en La Caldera I, sector Mapurite, municipio Ezequiel Zamora. Desde
pequeñito está inmerso en el campo porque sencillamente es su pasión.
PRENSA FONDEAGRI.- Para el agricultor Agustín Aular, la invitación que a diario
le hace su hija de dos años lo estimula a seguir trabajando la tierra. Ella es
quien con voz entusiasta lo anima a ver cómo amanecieron sus cultivos, espacios
productivos a los que Aular se dedica en cuerpo y alma
porque está convencido de que “hay que producir, para nuestra comida y para
nuestro país”.
Cuenta que su pequeña
“es la que me ‘tumba’ de la cama y me dice “papi,
vamos a ver el ganado, el maíz; vamos a ver el ‘piatano’ (así pronuncia la
palabra plátano)”, y eso es muy bello, porque por los hijos de uno hay que
trabajar y también luchar por el país”, recalca.
Son estas razones las
que motivan a este trabajador del campo de 40 años a iniciar su jornada campo
adentro a las seis de la mañana. Cerca de las once hace una pausa para luego
volver al cultivo a las dos de la tarde y pasar el resto del día, al calor del
sol o la frescura de la lluvia, inmerso en su sembradío.
Para este ciclo
invierno, el padre de cinco hijos y confeso hombre feliz porque le gusta mucho
trabajar la tierra, tiene sembradas 10 hectáreas de maíz en el asentamiento
campesino La Caldera I, sector Mapurite, municipio Ezequiel Zamora; en esta
faena lo acompaña técnica y financieramente el gobierno bolivariano, a través
del Fondo de Desarrollo Agrícola (Fondeagri).
“El cultivo es para
uno como un hijo; yo lo cuido y lo atiendo porque me gusta mucho. Estas tierras
fueron recuperadas por la revolución hace seis años y aquí, junto a otros
productores he sembrado yuca, plátano, ocumo, ñame, lechosa. Yo solicité el
financiamiento para producir maíz y en cuestión de 15 días me lo aprobaron; no
me dieron para más hectáreas porque hay que darle también a otros y así todos
juntos podamos producir”, comparte.
La magnitud del
agrado y la satisfacción que le produce a Aular estar en contacto con la tierra
lo evidencia el estado en el que se encuentra su cultivo de maíz, sembrado el
01 de julio en dos lotes: uno de tres hectáreas y otro de 7 hectáreas.
La constante
observación y efectiva aplicación de fertilizante y abono lo hace destacar como
un cultivo que se desarrolla en óptimas condiciones y que apunta a producir
alrededor de 6 mil kilos por hectárea; según explicó el ingeniero asesor de
Aular.
“Hay que seguir sembrando en Venezuela”
Aular defiende que en Venezuela hay mucha gente comprometida con las labores agrícolas e insiste en que, sin importar el tamaño del espacio donde cada ciudadano se encuentre, se puede producir alimentos.
Considera que el financiamiento otorgado por la banca pública, representa una ayuda para todos, sin embargo, debe prevalecer su uso consciente, “sin avaricias de ponernos millonarios”, acentuó.
Compromiso, dedicación, entrega, solidaridad, son algunas de las características de este agricultor cojedeño, quien con preocupación insistió “si a mí me dan un crédito para producir, es para producir; si yo lo agarro y me lo meto en el bolsillo y no siembro, me estoy haciendo daño yo, le estoy haciendo daño al presidente Nicolás Maduro y a la gobernadora, porque ellos son quienes nos apoyan y también estoy perjudicando a todos los venezolanos”.