Elías Jaua Milano.- El pueblo salió victorioso el 30 de julio. El pueblo es el protagonista de la estrategia diseñada por el compañero presidente Nicolás Maduro y ejecutada a través de un conjunto de acciones tácticas a lo largo del año 2016 y de este 2017, entre ellasla estabilización de los precios petroleros; la contención a la amenaza de una mayoría parlamentaria contrarrevolucionaria y golpista en la Asamblea Nacional; el diálogo por la paz; la política de los Claps; la creación de un nuevo instrumento de organización y protección de nuestro pueblo, el Carnet de la Patria; la movilización permanente de manera pacífica de las fuerzas populares; la neutralización proporcional y paciente de la violencia armada accionada por la MUD en los últimos tres meses y, finalmente, el uso de su competencia constitucional para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, que hoy ya existe.
El pueblo, con su conciencia y organización, desarrolló todas estas acciones tácticas para organizase e iniciar un nuevo proceso de acumulación de poder popular, para enfrentar la insolente agresión imperial y fascista. Eso explica los resultados del pasado domingo.
Necesario es reconocer el trabajo místico de las UBCh y CLP de nuestro Partido Socialista de Venezuela (Psuv); de los partidos aliados; a los jefes y jefas de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap); de los misioneros, misioneras y brigadistas del Sistema de Misiones y Grandes Misiones Socialistas, bajo la coordinación del Movimiento Somos Venezuela y de la multiplicidad colorida de las comunas, movimientos y colectivos sociales.
Los resultados del domingo hay que saberlos leer en su justa dimensión. Yo creo que en los mismos hay un inmenso mensaje de justicia, no de revancha; de demanda de autoridad democrática, no de autoritarismo; de democratización profunda y popular, no de consolidación de cúpulas y clanes de poder fáctico; de rectificaciones reales, no de más autocríticas sin enmienda; de reconciliación desde nuestras diferencias como venezolanos y venezolanas, pero no de pactos al margen de la soberanía popular; de mayor transparencia en el uso y asignación de los recursos del Estado y no de concentración en grupos de nuevos ricos; de mayor confianza en el poder popular, no de reformismo. En fin, un mensaje de paz y de cambios profundos hacia el futuro.
Felicito a los y las constituyentes y a su junta directiva, su presidenta, la valiosa y valiente compañera Delcy Rodríguez, y a los vicepresidentes Aristóbulo Istúriz e Isaías Rodríguez, baluartes morales y de lealtad probada a la patria. Mejor elección, imposible. ¡Gloria al bravo pueblo!