Carola Chávez.- Cuántas veces he escuchado, de boca de
gente decente y pensante, aquello de que Venezuela debería ser un Estado
libre asociado de EE.UU. “¿Te imaginas? ¡Tendríamos pasaporte americano! Como Puerto Rico, qué envidia…”.
Qué envidia hasta que el huracán María arrasa una isla ya arrasada por
la colonización. Puerto Rico, el Estado libre asociado, en mayo se
declaró libremente en bancarrota sin que su socio hiciera nada por
evitarlo. Así, quebrada, a la deriva, recibió la isla al poderoso
huracán que tampoco quiso tener piedad con ella. Destrozada, la isla
esperaba que esa sociedad, en la que nunca ganan los borinqueños, por
fin sirviera para algo.
Pues no, ser colonia no es ser socio, es más bien ser un poco coleto.
Puerto Rico, ignorado por el Norte que lo usa, recibe la ayuda del Sur,
al que pertenece. Venezuela primer chicharrón solidario, como siempre.
La alcaldesa de San Juan nos agradece, la
alcaldesa de San Juan pone a Trump en evidencia. Trump la insulta y
luego llega lanzando rollos de papel tualé a la gente, tipo basketbolero
cobrando tiros libres. La indignación sacudió a los boricuas y a todos
los latinoamericanos, menos a dos o tres imbéciles que, fascinados,
grababan con sus iPhones cómo Trump los humillaba.
Lanzado el papel tualé, Trump lanzó más insultos: los llamó llorones
porque allí “no hubo tantos muertos como con Katrina”. Les reclamó que
ahora, por culpa de Puerto Rico, que se dejó destruir por un huracán, el
presupuesto de Estados Unidos se iba a ver afectado; y para que no
digan que ser colonia es malo, Trump prometió condonar la deuda de la
isla, promesa que duró lo mismo que el trayecto de vuelta del avión
presidencial entre San Juan y Washington D.C. Era una mentirita, gafitos
llorones…
Un mes después de María, con 74% de la isla sin electricidad, 40% sin
agua potable, sin nada, el huracán Trump sigue arrasando: “¡No podemos
mantener a la Fema (la agencia federal de gestión de emergencias), los
militares y los socorristas, que han sido increíbles (en las
circunstancias más difíciles) en Puerto Rico para siempre”, y agrega que
“la electricidad y toda la infraestructura eran un desastre antes de
los huracanes. El Congreso decidirá cuánto gastar…”. Puerto Rico, atado
de pies y manos, negada su dignidad, pero con pasaporte gringo, eso sí.