Roberto Malaver.- Ante el gran escape de Antonio Ledezma, los pocos miembros caídos que quedan de la oposición, decidieron reunirse para celebrar la huida
Mientras se comía un sándwich de pernil, que un militante adeco le había traído de la encrucijada, en La Victoria, Ramos Allup
escuchaba atentamente el himno de Acción Democrática, y cuando iba por
el tercer mordisco, le sonó el busca persona –un viejo sistema que
crearon algunos miembros caídos de la oposición, porque el régimen los
estaba grabando por teléfono-. Tomó el aparato que sonaba: Mud. Mud.
Mud, y vio allí el mensaje: Reunión urgente en la quinta Caviar. Hoy, 8
pm.
Más allá de más nunca, en la quinta La Talanquera,
Ismael García estaba disfrutando de su tercer jugo de melón con limón
mientras leía La propiedad es un robo, del anarquista francés
Pierre-Joseph Proudhon. Y a medida que avanzaba en la lectura pensaba:
“Esta vaina está bien difícil, no entiendo un carajo” Su pensamiento fue
interrumpido porque le sonó el busca persona: Mud. Mud. Mud. El hombre
tomó el aparato mensajero y leyó: Reunión urgente en la quinta Caviar.
Hoy, 8 pm. El diputado en desacato puso el libro sobre la mesa y terminó
de tomarse el jugo y dijo: “Creo que si salgo ahora llego a tiempo.
Ojala que sea una vaina buena, porque ya nosotros no tenemos nada que
celebrar”.
Y eran las ocho de la noche y en la quinta Caviar
eran pocos los miembros caídos que se hallaban reunidos. Allí estaba
Julio Borges que, cuando vio a Ramos Allup le dijo: “Enrique me preguntó
si tú venías, y yo le dije que sí, y él me dijo: Si va ese tumor,
entonces yo no voy”. Algunos sonrieron y Ramos Allup comentó: “Ese debe
irse de una vez para su apartamento en Nueva York, antes de que lo metan
preso”.
Al momento llegó el diputado en desacato Luis
Florido, y dijo. “Cada día se pone más difícil ir a Washington y sobre
todo llegar de Washington”. Y una vez reunidos allí, los pocos miembros
caídos, fue Julio Borges quien tomó la palabra y dijo: “Compañeros, los
he invitado aquí para decirles que tenemos que celebrar la huida del
compañero Antonio Ledezma, aunque me he dado cuenta de que ninguno de
ustedes como que sabía la noticia”. Ismael García fue el primero en
hablar. “Yo pensé que esa fuga era parte del acuerdo del diálogo, y por
eso no le paré”. Los mesoneros llegaron con whisky y pasapalos, y
Florido dijo: “Bueno, celebremos esa fuga de cerebro” Andrés Velázquez
sonrió ante la frase de Florido y dijo: “No se olviden que tenemos que
hacer las primaras para las elecciones presidenciales”. Y todos se
carcajearon. “Y me imagino que ya tú estás inscrito”– dijo Ramos Allup. Y
se tomó el primer trago.
Ismael García tomó la palabra. “Les digo una
vaina, esa fuga de Ledezma parece una gira presidencial, porque llegó a
Bogotá y lo saludó Pastrana y Santos, y después apareció en Madrid, y lo
saludó Mariano Rajoy. Carajo, ni un presidente”. Y después que dijo eso
se tomó su segundo trago. Omar Barboza, quien le prestó su tarjeta de
Un Nuevo Tiempo a un montón de adecos y de Primero Justicia, tomó la
palabra. “Yo creo que nosotros debemos celebrar este gran escape de
Ledezma, porque su partido, Alianza Bravo Pueblo, no tiene militantes
para celebrar”.
Y los pocos miembros caídos que quedan de la
oposición venezolana, levantaron sus vasos, y Ramos Allup aprovechó para
decir: “Adelante a luchar milicianos…” Y en eso todos bajaron los
brazos y dijeron: “Así no se vale”. Vamos otra vez: “Salud” Y siguieron
celebrando.