Hector Rodríguez.- El filósofo francés Jean Paul Sartre solía decir que “El compromiso es un acto, no una palabra”,
y justamente esta semana la gobernación de Miranda comenzó a honrar los
compromisos que nos trajeron aquí: 16.447 educadores fueron
homologados, y ahora el siguiente paso será lograr la titularidad para
los maestros interinos.
En un proceso por hacer un acto de justicia, el salario de nuestros
maestros aumentó un 190%, beneficiando tanto a los activos como a los
jubilados.
La inversión ha sido de 49 mil millones de bolívares y fue
posible gracias a la voluntad política y al apoyo que recibimos por
parte del presidente Nicolás Maduro.
Esta inversión es muestra de que creemos en la justicia y en la
necesidad de reivindicar al sector docente del estado, a quienes se
esfuerzan para diariamente dar lo mejor de si mismos con el objetivo de
que las y los pequeños de hoy se conviertan en adultos conscientes,
armónicos, felices y capaces de alcanzar sus sueños.
Si bien cumplir con esa misión de formación es un acto de justicia
social, no es menos cierto que esa tarea de nuestros docentes implica
una enorme responsabilidad personal y con cada niño, niña y joven que
están en las aulas escolares.
La labor del docente va más allá de un trabajo para garantizar un
simple quince y último. La suya es una responsabilidad muy seria, ya que
cada cosa que se le dice, se le enseña a nuestros pequeños en la
escuela, es una marca para el resto de la vida. Cada acción que
ejercemos se convierte en un ejemplo de vida. Así cada maestro, cada
maestra, no sólo debe ser ejemplo de rectitud, de equilibrio, de
justicia, sino que además debe cultivar esos rasgos en los estudiantes.
Formar al hombre y a la mujer nueva que requiere la Patria para dejar
la lógica capitalista, egoísta y materialista, definitivamente atrás,
en el último rincón de la historia, exige paciencia a toda prueba y un
enorme compromiso de los docentes, cuya labor debe ser justamente
valorada.
Como administradores del erario estadal, desde la gobernación,
nuestro compromiso es ser transparentes y honestos, porque sólo una
administración sana puede garantizar los recursos para mantener
funcionando con criterios de construcción de futuro los centros
educativos mirandinos.
En contrapartida, nuestros casi 10 mil docentes activos deben
convertirse en modelos, deben dedicarse al estudio y la investigación,
para que nuestros niños y niñas los vean como sus ejemplos vivientes,
como los seres a quienes deben emular, y para que desarrollen todo su
potencial, todas sus capacidades.
Nuestros actos deben hablar por nosotros, por eso estamos
garantizándole a los docentes mirandinos formación continua, gratuita y
permanente.
Porque igual que el compromiso, la educación no es una profesión ni
una palabra, es un modo de vida donde la ética y el crecimiento deben
estar siempre presentes.