Elías Jaua.- Nos duele Chávez, nos duele que algunos quieran
usarlo como bandera para cubrirse con él y no para alzarla en la batalla
por la honestidad, por el poder popular, por la democracia
revolucionaria, por la dignidad nacional. Todos escuchamos muchas veces
decir al Comandante que él no teníacompromisos particulares, que su
compromiso era con todo un pueblo.Nadie por más cercano que ha estado de
él puede apropiárselo y mucho menos para propósitos innobles.
Quienes trabajamos, soñamos, construimos, erramos,
avanzamos y convivimos con el Comandante Hugo Chávez, a lo largo o en
distintas etapas de su vida revolucionaria, no tenemos derecho a
reclamar inmunidades y privilegios, por el contrario lo que tenemos es
una gran carga histórica para el resto de nuestras vidas.
La cruz de Cristo que Chávez se echó en los
hombros por los pobres de esta tierra,nos toca a nosotros cargarla con
humildad y dignidad. Nosotros los compañeros y compañeras de Chávez no
podemos vivir de leyendas, a nosotros nos sale es honrar la memoria y la
obra del Comandante, todos los días, cada día, con trabajo honesto y
esfuerzo revolucionario para construir junto a nuestro pueblo un
porvenir de soberanía, igualdad, justicia y dignidad, es decir, una
sociedad socialista.
No es a Chávez el que le toca ganar esta dura
batalla que estamos librando, es a nosotros que nos toca retomar el
camino de la estabilidad y la prosperidad que él consiguió para la
Patria. Chávez se fue invicto de este mundo terrenal, no le endosemos a
él nuestros errores, nuestras derrotas, honrémosle construyendo una
victoria estratégica, popular y revolucionaria, nuestra victoria, que
será entonces la victoria de su siembra, de su abono, de la semilla
portadora de futuro que dejó regada por este suelo patrio que nos
pertenece.
Para sus compañeros y compañeras está prohibido
justificarse en Chávez. Por mi parte, lo repito, lo bueno que se hizo
en la gestiones políticas o de gobierno en la cuales yo estuve al frente
es responsabilidad de él, lo malo que se pudo haber hecho es
responsabilidad mía.
Es un acto de traicióna la confianza que depositó
el Comandante en algunos compañeros, salir a decir que tal cosa se hizo
porque Chávez me lo ordenó en privado. Sobre todo es deshonesto, porque
lamentablemente no está vivo para verificar o desmentir tal historia.
Respetemos la estatura moral de Chávez, que en vida siempre supoasumir
sus responsabilidades.
Chávez no podemos partirlo en pedacitos con la
pretensión de que cada uno se quede con un trozo. Menos mal que Chávez
conocía de las miserias humanas que, más temprano o más tarde, suelen
desatarse tras la muerte de líderes de su talla histórica. Por eso
repitió, nos repitió, a lo largo de todo el año 2012 “Chávez ya no soy
yo. Chávez es un pueblo”. Así o más claro.