Telesur.-La hija biológica del expolicía argentino, Mariana Dopazo, insistió
en que sería "justo y reparador" que su padre Miguel Etchecolatz
"estuviera hasta el final de sus días en una cárcel común" y lamentó el
"retroceso en derechos humanos" que representa la prisión domiciliaria
otorgada al expolicía por el Gobierno argentino a finales de 2017.
"A mis 47 años
jamás creí que sufriríamos tal retroceso en DD.HH. con esta decisión
inadmisible, pero la fortaleza popular es enorme y debe seguir creciendo
hasta meter a cada una de estas bestias tras las rejas", enfatizó
Dopazo.
Etchecolatz
fue condenado por distintos crímenes de lesa humanidad cometidos
durante la última dictadura (1976- 1938) en los 21 centros de detención
clandestinos conocidos como Puente 12, en La Matanza y la Comisaría de
Monte Grande, mientras él era director de Investigaciones de la policía
de Buenos Aires.
Dopazo escribió una
carta en la que aclaró que es "exhija" de Etchecolatz porque solicitó
cambiarse el apellido "teñido de sangre" para cortar todo vínculo con su
padre biológico.
"Nadie puede venderme el discurso de reconciliación, ni el cuento del
viejito enfermo que merece irse a su casa", apuntó la exhija de
Etchecolatz y recordó que existen cientos de genocidas con prisión
domiciliaria pero que el caso de su expadre les hierve la sangre "porque
él representa lo peor" de la época de la dictadura.
Añadió que no puede
imaginarse lo que sufrieron sus víctimas y menos lo que deben aguantar
quienes conviven con él. "Solo dos tipos de personas conocen
verdaderamente a este sujeto: sus víctimas y sus hijos".
El
secretario de Derechos Humanos de Argentina, Claudio Avruj, gozó de
privilegios que no tuvieron sus víctimas como el derecho a aun juicio
justo sentado en un banquillo.
La decisión judicial generó amplio
rechazo en la sociedad argentina y una enorme movilización en la ciudad
de Mar de Plata, lugar donde se encuentra la casa en que el genocida
gozará de su prisión domiciliaria custodiado por su esposa.