Elías Jaua Milano.- Domingo 15 de julio de 2018, día de la final del mundial de fútbol en Rusia, día de los niños y las niñas, vaya la bendición y nuestro compromiso para ellos y ellas de seguir luchando por un mundo donde no sean separados de sus padres; donde no sean explotados y abusados. Un mundo nuevo donde tengan garantizados todos sus derechos para vivir felices.
Este día hemos sido convocados para elegir de manera pública, en asambleas abiertas de nuestras Unidades de Batalla Bolívar Chávez (UBCh) a los delegados y delegadas al IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela. ¡Vamos!, en cualquier circunstancia y frente a cualquier condicionamiento, asistamos a nuestras asambleas con el más profundo y puro espíritu chavista.
Compatriota, haz lo que tu conciencia te indique hacer. Quienes deben revisarse en su condición de chavistas, son quienes intenten condicionar tu derecho a elegir.
Haz que en cada asamblea renazca la rebelde esperanza, con la cual nuestro Comandante Chávez nos llamó a fundar nuestro PSUV: "El Partido Socialista Unido deberá ser el más democrático de los partidos de la historia venezolana. Así será, el más democrático. Dentro de él se discutirá, se abrirá el compás. En este nuevo partido se elegirá por las bases a los líderes". Así nos convocó Chávez, en diciembre de 2006.
Este espíritu de debate y eleccionario no se ha podido desarrollar siempre, autocríticamente debemos asumirlo. Podemos justificarnos en las difíciles circunstancias que nos han tocado atravesar, pero consideramos que ha llegado la hora de la rectificación.
El compañero Presidente Nicolás Maduro, cuando el 4 de junio de este año 2018 nos convocó al IV Congreso, expresó: "Hacerlo de nuevo, una gran rectificación, nuevos métodos de dirección (...) Cambiar todo lo que tenga que ser cambiado, renovar todo lo que tenga que ser renovado, la crítica y la autocrítica al Gobierno y al partido respectivamente".
Necesario es decir que esos procesos de transformación interna no son fáciles, ni de inmediato cumplimiento. La costumbre de los métodos hasta ahora utilizados, ofrecerá siempre resistencia a los cambios necesarios dentro de la organización. Se generan susceptibilidades a la crítica, a la autocrítica y mucho más a la rectificación. La interpelación no es bienvenida por quienes creen que todo va bien, "porque estamos ganando elecciones".
La cultura del burocratismo autoritario se estremece ante el debate auténticamente crítico; se espanta ante la consulta a las bases. No es nuevo, conocemos sus tesis contrarias a las convocatorias del Comandante Chávez a elecciones por la base para elegir la primera dirección del PSUV, en 2008, y luego para escoger a nuestro candidatos y candidatas a la Asamblea Nacional del año 2010. Frente a esa resistencia fue que el Comandante plantó cara públicamente ese año, cuando nos legó la frase "Me la juego con las bases, me la juego con el pueblo".
El burocratismo autoritario pocas veces ha salido favorecido en estos procesos internos, de allí su temor. La misma resistencia la hemos visto en los últimos tiempos cuando el camarada Presidente Nicolás Maduro convocó a las elecciones por la base para escoger a los candidatos a la Asamblea Nacional del año 2015, "eso nos va a dividir"; o a registrarse para el Carnet de la Patria, "no va a ir nadie y quedaremos en evidencia"; ni que hablar del espeluque cuando Nicolás tomó la iniciativa de convocar a Constituyente, "estamos entregando la revolución, allí no va a votar nadie".
Conocida es la repuesta del pueblo a la desconfianza del burocratismo autoritario. En el fondo se trata de resolver ese dilema, se confía o no se confía. No tengo dudas, hay que confiar en el pueblo al que pertenecemos, pero hay que confiar siempre.
De igual manera, la burocracia autoritaria es alérgica al debate de las corrientes de pensamiento y opinión, categoría siempre reivindicada por nuestro Comandante Chávez. Cuando aparece la crítica y la autocrítica cierran el compás, clausuran las instancias, se atrincheran el discurso de la unidad y la disciplina, apelan a la descalificación personal.
Debatir, contrastar opiniones, promover las rectificaciones no es fraccional, por el contrario, es la base de la unidad en la diversidad que hace viable políticamente a una organización revolucionaria.
Camaradas militantes del PSUV, que ninguno, ninguna se sienta amilanado. La renovación de los métodos de dirección, de elección y la profundización de la democracia interna será el resultado de nuestra lucha, de nuestra constancia, de nuestra convicción de que sí podremos.
Convencido estoy que esa renovación a la que nos convoca nuestro camarada Nicolás Maduro, es indispensable para garantizar la base política que nos permita enfrentar la agresión extranjera y lograr la recuperación y expansión de la estabilidad política, económica y social que nuestra revolución alcanzó en la primera década de este siglo XXI y seguir construyendo de manera democrática nuestro modelo del Socialismo Bolivariano. Confiando en el pueblo, Dios mediante, así será.