Correo del Orinoco.- La judoca Rafaela Silva otorgó a Brasil la primera
medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y su triunfo se
convirtió en un hecho emblemático por ser mujer, afrodescendiente y criada en
la favela “Ciudad de Dios”.
Silva derrotó a la representante de Mongolia,
Dorjsürengiin Sumiya, en la categoría de 57 kilos. La ganadora debutó en una
Olimpiada en Londres 2012, pero fue descalificada por un golpe ilegal, cuando
inició su ataque contra la húngara Hedvig Karakas con una patada en la pierna.
En esa oportunidad Silva recibió insultos racistas.
Este hecho la impactó tanto que hasta pensó en abandonar su carrera deportiva.
“Esta medalla es una respuesta a todos los que me insultaron y me dijeron que el judo no era cosa de monos, que el lugar de los
monos era en una jaula, no en unos Juegos, que yo era la vergüenza de mi
familia”, dijo este lunes Silva tras colgarse la medalla de oro.
UNA VIDA DIFÍCIL, UN
EJEMPLO DE LUCHA
“No tenía kimono para entrenar, entonces mi
profesor (Geraldo Bernardes) me dio uno que me quedaba grande, pero era el que
tenía; ganaba todas las competiciones, pero mi familia no tenía dinero para
pagarme los pasajes para que yo pudiera ir a competir, entonces mi profesor
usaba su tarjeta de crédito para que yo pudiera ir”, contó la judoca, citado
por DPA.
En 2013 conquistó el Mundial en su modalidad y
logró el primer lugar en el ranking. Sin embargo, desde ese momento se fue en
picada. “En 2014 caí mucho y quedé en quinto lugar; en 2015 caí en mi primera
lucha. Es decir que no venía bien en las competiciones”, agregó.
“Aunque un sueño demore, se
puede conseguir. Si se tiene fe, y se lucha, se puede realizar. Yo demoré
cuatro años y hoy estoy aquí realizando mi sueño. Este año entrené mucho. Mi
objetivo era representar bien a todo el pueblo brasileño. Aquí está la
medalla”, finalizó la judoca brasileña.