Telesur.- El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte y su par
estadounidense, Barack Obama, habían anunciado un encuentro para el
próximo miércoles con el fin de revisar sus relaciones bilaterales.
La reunión se
llevaría a cabo en el marco de la cumbre de la Asociación de Naciones
del Sudeste Asiático (ASEAN) en el país de Laos.
Sin embargo,
este martes 5 de septiembre Duterte llamó "hijo de puta" a Obama, por lo
que el jefe del Ejecutivo estadounidense decidió cancelar el
encuentro.
El impase dejó al descubierto las diferencias existentes entre
Filipinas y Estados Unidos tras la llegada del nuevo Gobierno en junio. +
50 años de invasión
Filipinas pasó de 300 años de colonia española a 50 de control
estadounidense, la Ocupación de Filipinas por parte de EE.UU.
(1898-1946) comenzó tras la adquisición del Archipiélago por parte de
los Estados Unidos, país que lo compró a España tras el desenlace de la
Guerra hispano-estadounidense.
Las fuerzas
estadounidenses perdieron la guerra de liberación en el año de 1935
llevando a la creación, ese mismo año, del Estado Libre Asociado de
Filipinas y tras la ocupación japonesa de las Filipinas durante la
Segunda Guerra Mundial se produce la independencia del país el 4 de
julio de 1946.
Con el inició
de la guerra fría entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética,
Washington vio al archipiélago de filipinas como un aliado para hacer
frente a las supuestas amenazas de Moscú.
La presencia de
Estados Unidos en Filipinas se hizo evidente en la década de los 80 y
90 del siglo pasado. La base de Subic Bay era entonces la mayor base
naval estadounidense del mundo, y la base aérea, Clark Field, era solo
un poco más pequeña.
A comienzos de
los años 90, EE.UU. clausuró sus bases ya que fueron pensadas para
contener la expansión soviética y China. La URSS desapareció y China no
representaba ninguna amenaza real para la nación estadounidense.
Con la salida de los militares de Estados Unidos, el país asiático perdió una de sus principales fuentes de ingresos.
Nueva relación Filipinas EE.UU.
Las recientes declaraciones del presidente filipino Rodrigo Duterte
contra Barack Obama es otro episodio de los impases diplomáticos entre
ambas naciones, además, el pasado 9 de agosto, Duterte llamó “gay” al
embajador estadounidense en Manila, Philip Goldberg, tras lo que EE.UU.
convocó al jefe de la misión diplomática de Filipinas en Washington,
Patrick Chuasoto, para pedirle explicaciones sobre los comentarios
inapropiados del mandatario filipino.
Duterte había
anunciado que estaría dispuesto a discutir cualquier problema con
Barack Obama cuando se encuentren en Laos, pero advirtió que el
presidente de EE.UU. debe escucharle antes de tratar cualquier cuestión
sobre derechos humanos. Estados Unidos y la ONU han criticado duramente
la campaña antidroga
La campaña
electoral del hoy líder filipino prometió acabar con el problema de la
droga en sus primeros seis meses de mandato y desde entonces ha instado
en numerosas ocasiones a la Policía y los ciudadanos a matar a
narcotraficantes y drogadictos.
Según medios
internacionales desde el 1 de julio y al 31 de agosto, 929 personas han
muerto en operaciones policiales y mil 507 en ejecuciones
extrajudiciales relacionadas a la agenda antidroga de Duterte.
El insulto del
mandatario filipino a Obama se da en medio de las críticas
internacionales a la política antidrogas filipinas, para el gobierno
asiático las amenazas y declaraciones de Barack Obama son vistas coma
una señal de injerencia.
“Nosotros ya no somos colonia de Estados Unidos ¿Quién es este hombre? Mi único dueño es el pueblo filipino”, esta fue la repuesta de Rodrigo Duterte del pasado 5 de septiembre a las críticas de su homólogo estadounidense.
La postura de
Rodrigo Duterte ante Estados Unidos marca un hito en los gobiernos
filipinos complacientes a las imposiciones y presiones de Washington
quienes veían al archipiélago como una colonia