“Los mismos que hablan de represión son los que alientan la violencia, la muerte y el odio” General en jefe Vladimir Padrino López: 7/6/17
1 El título de la
columna es el de la película del genial director sueco de cine Ingmar Bergman,
que analiza el fenómeno del nazismo en el contexto de las crisis
institucionales y de la actitud que suele asumir la burguesía durante los
procesos de cambio. La idea es que cualquiera puede ver, o percibir, el futuro,
Como ocurre en el marco de la simbología, por ejemplo, con el huevo de la
serpiente, que a través de su delicada membrana se puede apreciar el reptil ya
formado. ¿Acaso no es esta la situación que actualmente vive Venezuela? ¿Hemos
tomado conciencia los venezolanos acerca de lo que se mueve detrás de la
aparente lucha por la democracia, la participativa y protagónica, por un lado,
y la representativa, por otro? Si este fuera el dilema, quizá el problema no
tendría el rango y proyección que hoy tiene y las interpretaciones que
trascienden las fronteras del país.
2 En Venezuela se
libra una batalla que excede lo habitual. Que puede ser calificada como no
convencional. Se trata de algo mucho más profundo, que tiene que ver con lo
político, desde luego, pero que conecta con lo cultural, lo económico y social,
y con valores que no cuentan para algunos sectores. Es más, que son
despreciados con arrogancia, como es el caso de la igualdad, la participación,
la justicia, la inclusión social.
3 Si profundizamos
en la observación de lo que hoy pasa en Venezuela, hay que arribar a la
conclusión de que lo que en realidad cuenta no son determinados valores de la
democracia, en torno a los cuales prácticamente hay consenso, sino la visión
que un sector pretende imponer a través de la violencia. Formas de violencia
que el país desconocía, que ahora afloran con motivo del agudo fenómeno de la
polarización. Por cierto, fenómeno que hemos banalizado, confinado al desván de
los lugares comunes, por lo cual pierde su peligrosa carga desestabilizadora.
4 Un sector, la MUD
y otros factores, han optado por acabar con las reglas de juego de la
democracia, como una manera de ganar la batalla por la hegemonía. Se inscriben,
en esta línea de acción, lo que aún queda de la partidocracia que fue derrotada
por Chávez en 1998, la cúpula empresarial, intelectuales apologistas del
golpismo, la Conferencia Episcopal, la ultraderecha, que poco a poco han tomado
la conducción del movimiento. Su aporte es un nuevo tipo de violencia que se
manifiesta en el discurso y en la actividad de calle. Este movimiento,
proveniente de lo más tortuoso del pensamiento político, se aferra al
planteamiento de un mensaje democrático distorsionado y a una praxis que
arremete contra las instituciones del Estado de derecho.
5 Su actuación
constituye un desafío a la convivencia civilizada. Es evidente el empleo de
formas de lucha que reivindican el fascismo. Como la acción directa a través de
sórdidos acuerdos con el hampa y desclasados, que integran grupos entrenados -y
financiados- para practicar foquismo y atacar a la fuerza pública. La
utilización de los derechos consagrados en la Constitución para violarlos
descaradamente y la apelación al terrorismo para sembrar el miedo en la
sociedad. Denuncian como represión el empleo de elementales recursos de defensa
del orden público por el Estado y llegan al extremo de reclamar la intervención
extranjera. Son el huevo de la serpiente, que a través de una fina membrana
permite observar al animal. ¿Estamos preparados para hacer frente a esta
amenaza que ya se manifiesta abiertamente en la calle? La duda es pertinente.
LABERINTO
La
oposición pretende que el Gobierno no se defienda. Que se cruce de brazos
ante la violencia. Nadie duda que lo que hoy ocurre con el derecho a manifestar
es una aberrante desnaturalización de lo que consagra la Constitución. Basta
observar los videos que difunde la televisión para confirmar que lo que motiva
a un sector de manifestantes en su actividad de calle es un plan que coloca el
acento en la violencia y no en el ejercicio de un derecho cívico y democrático…
Las
movilizaciones convocadas por los dirigentes son cada día más expresión
del propósito de caotizar el país, de hacerlo ingobernable, para lograr el
derrocamiento de Maduro. ¿Acaso la actividad desarrollada -incluso contra la
voluntad de la mayoría- por pequeños grupos de activistas que se mueven con
disciplina y audacia, dotados con recursos bélicos convencionales y artesanales
y una logística desconocida en el país, no es la mejor demostración de que el
Estado venezolano enfrenta un nuevo tipo de subversión, hábilmente enmascarada
con invocaciones a la democracia y a defensa del orden constitucional?…
Las
fuerzas del orden público, encargadas de defender la
institucionalidad, enfrentan un adversario con variados recursos y abrumadora
cobertura mediática. Por eso no importa que disminuya la asistencia a las
convocatorias, ya que el desarrollo de los acontecimientos ha demostrado que lo
trascendente es la violencia ejercida por una minoría y su difusión nacional e
internacional…
Además, se puede concluir
que la radicalización es lo determinante porque siembra el miedo en la
colectividad. Por eso conviene precisar lo siguiente: lo peor del efecto
violencia no ha pasado; lo que está por venir es lo peor. La alerta procede
para que la ciudadanía sepa a qué atenerse. Lo expresó con toda claridad el 2º
comandante del Ceofanb, vicealmirante Remigio Ceballos Ichaso, cuando advirtió
que la escalada entrará en una fase superior de agravamiento, con actos
detectados por la inteligencia militar como son: paro nacional, madrugonazos,
atentados personales, sabotaje a la infraestructura del país, ataques a
unidades militares, con la finalidad de impedir, como sea, la realización de la
elección de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente el próximo 30 de
julio…
Los
dirigentes de la MUD están desesperados porque no cuaja una verdadera
insurrección popular y, por consiguiente, Maduro no cae. El tratamiento que le
han dado al “caso Lander” lo confirma: hay que apelar a cualquier recurso, no
importa su grado de provocación, con tal de exasperar los ánimos. También la
presión exterior se acentúa y desde la Casa Blanca mueven los hilos sobre el
sector militar en busca de un pronunciamiento. Pero la respuesta es negativa…
La
posición del defensor del Pueblo, Tarek William Saab, es ejemplar:
institucionalista y de lealtad a la Constitución. Al igual que otras
personalidades con cargos importantes, fue tocado para que desertara. En la
entrevista que le hice en mi programa de televisión, manifestó que había sido
objeto de presiones para que revisara su posición ante los acontecimientos, a
lo que respondió que él no se prestaba para participar en aventuras
extrainstitucionales, o para cualquier otra fórmula que avalara un golpe de
Estado…
Como
se puede ver, el cuadro del país es complejo. Hay gente tratando de
pescar en río revuelto. Pero creo que en definitiva se impondrá la lealtad a la
traición; el poder del pueblo a los aventureros y la Constitución derrotará
otra vez el golpismo…
No
aprende la oposición. Ahora anuncia una huelga general y una
movilización de calle para impedir la elección de la Asamblea Constituyente el
próximo 30 de julio. El mismo formato fracasado: “la batalla final en
Miraflores” y la huelga general que convocó la CTV en 2002. Solo falta un grupo
de militares en Plaza Altamira.