Carola chávez.- ¿Recuerdas que hace apenas unos meses estabas en modo guarimba
“Maduro vete ya”, y dejaste de llevar a los niños al cole, “hasta que
Venezuela sea libre”? Y los chamos, dos meses metidos en la casa,
volviéndose locos, volviéndote loca, brincando y gritando mientras tú,
pegada al Whatsapp, gritabas “¡Libertad!”… Yo me acuerdo. Y ¿recuerdas
que tu negocio estuvo cerrado porque la guarimba se les instaló
enfrente? Tres meses de pérdidas que asumiste como “tu granito de arena
para la libertad”. ¿Te acuerdas el realero que eso te costó? ¿Te
acuerdas de la barricada de sacos de arena perfectamente apilados en
medio de la avenida que sube a tu casa? ¿Te acuerdas del vueltón que
había que dar cuando, por fin, podías salir? ¿Te acuerdas de las
puputov, de la mujer que casi linchan en el Ccct porque se parecía a la
esposa de un famoso chavista? ¿Te acuerdas que apoyaste todo eso porque
te dijeron que Maduro estaba a punto de caer? Y Maduro ahí, llamando al
diálogo para detener el caos y la violencia y tus líderes que “¡No es
no! Que calle, calle y más calle sin retorno, porque con la dictadura no
se dialoga”. ¿Te acuerdas? Pues, déjame decirte que, mientras tragabas
frustración y humo, mientras padecíamos la violencia que impusieron tus
líderes; ellos, siempre dos caras, estaban dialogando con la “dictadura
malvada con la que no se podía dialogar”.
Y el diálogo avanzaba y se llegaron a acuerdos, frenando una guerra
que se nos venía encima y que tú apoyabas sin saberlo. Y habían acordado
lo que ustedes querían: el canal humanitario, la liberación de los
“presos políticos”, elecciones -¿te acuerdas que hace apenas unos meses
pedían a gritos elecciones?-. Avanzaba, con un 90% de acuerdos, el
diálogo que “no estaba ocurriendo”, justo cuando te llamaban a la calle,
calle y más calle para reclamar lo que ya estaba acordado, hasta que
una misteriosa llamada telefónica mandó a los tuyos a patear la mesa.
Te usaron, te mintieron, te convirtieron en “instrumento ciego de tu
propia destrucción”. Perdieron. Calcularon tan mal, porque nunca
calculan la fuerza del chavismo, y la realidad se impuso, la mayoría que
eran no fue. Y así terminan este año que empezaron tumbando a Maduro:
derrotados, sentados con el Gobierno, que no cayó, en la mesa de diálogo
de donde nunca se debieron levantar.