Elías Jaua Milano.- Nada
bueno puede esperar el pueblo venezolano del liderazgo opositor, que
pretende ser gobierno a partir de la caotización del país y de la guerra
fratricida. Su injustificable negación al diálogo, para retomar la hoja
de ruta institucional y electoral que nos permita superar el conflicto
político, aprobada en noviembre de 2016, es una demostración más de que
han abandonado el camino de la democracia y de las elecciones.
La decisión de la dirigencia de la MUD de
escalar hacia la violencia armada, enluta de nuevo a decenas de familias
venezolanas y hace que la Patria toda llore a sus hijos e hijas, la
mayoría jóvenes. Nada justifica una indolente estrategia política de
acumulación de compatriotas asesinados, cualquiera sea su posición.
Atendiendo la opinión de la inmensa
mayoría de la población, que rechaza la violencia y demanda una solución
política al conflicto, el Presidente Nicolás Maduro ha tomado la
iniciativa constitucional, de acuerdo al artículo 348 de la Carta Magna,
de convocar al Poder Originario, el pueblo, a postular sus candidatos y
candidatas para ser electos y electas de manera universal, directa y
secreta como miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, ya prevista
en el artículo 347 de nuestra Constitución Bolivariana.
Es un sublime esfuerzo para convocar a los
más amplios sectores de la vida nacional y encontrar un espacio para el
diálogo político, la democracia y la paz que nos vacune contra la
estrategia de odio, violencia y muerte ejecutada por la MUD, cumpliendo
de manera cipaya las órdenes de los halcones del Pentágono.
La inmensa mayoría de los asesinados, en
estos últimos 40 días, lo han sido por francotiradores, pistoleros con
armas de fabricación casera y explosivos al servicio de los grupos
violentos. Alguien tiene que reflexionar, alguien tiene que rectificar
en esa dirigencia opositora para frenar la muerte y hacer florecer la
paz, y con ello la vida. Alguien tiene que asumir la responsabilidad del
dolor causado a los familiares de las víctimas y a la Patria toda.
Alguien tiene que, por fin algún día, pedir perdón.
El Gobierno Bolivariano ha asumido siempre
su responsabilidad cuando un funcionario policial o militar ha cometido
excesos en el cumplimiento de sus funciones, ocasionando lesionados o
víctimas fatales, casos excepcionales por cierto. En cada caso se ha
privado de libertad a los funcionarios responsables y se han puesto a la
orden de la Fiscalía General de la República, todos están siendo
procesados, muchos ya tienen sentencias de hasta 30 años.
Como humanistas y revolucionarios que
somos, jamás permitiremos la impunidad en la comisión de delitos contra
los derechos humanos, pero de igual manera tenemos que reconocer a la
inmensa mayoría de Guardias y Policías Nacionales, que tienen más de un
mes defendiendo el derecho a vivir en paz que tiene la familia
venezolana y que lo han hecho apegados a los principios internacionales y
constitucionales de uso proporcional y diferenciado de los medios, para
garantizar el orden público, aún en medio de las más insólitas
agresiones verbales y físicas, incluyendo disparos con armas de fuego,
intentos de linchamientos y de quemarlos vivos. Esa es la verdad para
la historia.
El Presidente Nicolás Maduro es un líder
responsable, cuando insiste en el diálogo con la oposición y busca una
salida constitucional democrática como la Asamblea Nacional
Constituyente, colocando su mandato a la orden de nuestro pueblo, para
darle un chance a la paz y a la vida. El pueblo ha tomado como válida
esa convocatoria y ya en campos, liceos, universidades, barrios, calles,
comunas y fábricas se oye una consigna: “Hablando se entiende la gente, vamos a Constituyente”.
Hoy en el Día de las Madres, nuestro
compromiso con ellas es perseverar en el camino para un reconocimiento
mutuo entre los factores políticos que preserve el derecho a vivir en
paz de sus hijos e hijas, los hijos e hijas de la Patria. Dios mediante,
así será.