Elías Jaua.- El pasado jueves conmemoramos 199 años de la instalación del Congreso
de Angostura y del doctrinario discurso de nuestro Libertador Simón
Bolívar ante el pleno de los legisladores, el 15 de febrero de 1819.
Sin duda que el Bolívar que escribe dicho documento, es un líder
impactado por la rebelión social liderada por José Tomás Boves que acabó
con la República en 1814 e influido por el pensamiento de los
revolucionarios haitianos, donde había acudido en busca de refugio y
ayuda a finales de 1815 y principios de 1816. Considero que por estas
razones es que, entre otros aspectos fundamentales para la doctrina
republicana de Venezuela, nuestro Libertador plantea el principio de la
igualdad, como base de la Independencia:
“Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de
nuestro sistema, depende inmediata y exclusivamente de la igualdad
establecida y practicada en Venezuela”.
Bolívar, a esas alturas de la guerra de Independencia, tiene plena
conciencia de que sin pueblo, indios, esclavizados y peones, no era
sostenible la República. La había visto morir cuatro años atrás bajo el
fuego desvastador del odio social, contra los mantuanos, por parte de
esos sectores marginados. El proyecto de Independencia, necesitaba la
inclusión de todos los sectores para ser viable. Para tal fin, todos
tenían que sentirse parte de los objetivos de la lucha. Así lo
sintetiza el Padre de nuestra Patria:
“Necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslos así, en un
todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas, las costumbres
políticas”.
Más adelante enfatiza un principio fundamental de la doctrina
Bolivariana, en lo adelante, no puede haber libertad, si esta no es
para todos:
“La esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de
nuevos hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instrumentos
de su cautiverio en armas de libertad (…) sabéis que no se puede ser
libre y esclavo a la vez, sino violando las leyes naturales, las leyes
políticas y la leyes civiles ”.
Y con la conciencia que se está dirigiendo a un cuerpo de
legisladores, donde la mayoría de ellos son esclavos, asume la opción de
Cristo por los marginados y les demanda:
“Yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República”.
Así se expresa un líder revolucionario, que ha comprendido a plenitud
que sin igualdad, no hay libertad y que para que sea victoriosa una
revolución el pueblo debe ser el sujeto y sus anhelos el propósito
principal.
La misma claridad la expresaba nuestro Comandante Chávez, cuando nos
imploraba, repetidamente, a favor de los indios, por las Comunas, por
los humildes, por el Socialismo, como por su propia vida.
El Comandante Chávez recoge el principio de igualdad social
bolivariano y lo plantea como precedente de las corrientes del
socialismo utópico, científico y nuestro americano, a despecho de los
sumos sacerdotes del marxismo, y lo sintetiza en su propuesta del
Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, nuestro socialismo. Un socialismo
construido por los indios, los comuneros, los trabajadores, los
pobladores, la juventud y no por vanguardias iluminadas.
Bajo la bandera de la igualdad social fue que los indios de Guayana,
los esclavizados de la costa y los llaneros venezolanos llegaron hasta
Ayacucho y sellaron la Independencia de toda Suramérica.
Con nuestro pueblo, siendo de verdad protagonista de la
transformación revolucionaria, es que los bolivarianos y bolivarianas
de hoy sabremos defender, ante la actual agresión extranjera, el bien
más preciado que nos dejó el Padre Libertador: La Independencia.
Hoy más que nunca debemos desechar el elitismo en cualquiera de sus
manifestaciones, el reformismo o el vanguardismo, y tomar la opción
preferencial de Cristo, de Bolívar y Chávez por el pueblo. Solo así
venceremos.